Tú, ingenuo angel con belleza cegadora que entrega su alma a los demonios que destruyen su mente perturbada por la tristeza y la pesadez.
Tú, valiente guerrero que lucha a través de las sombras, que se aferra a lo insalvable, a la esperanza de un nuevo día, de una nueva vida.
Tú, estrella del firmamento que se muere poco a poco no dejando ver la luz que emana de sus adentros pudiendo salvarla del duro y temido precipicio
Tú, que te autodestruyes con tu falta de confianza, con tu falta de amor propio y no dejas ver a los demás el cariño que te falta.
Tú, lleno de heridas mal cicatrizadas, de dolor, de astillas clavadas en el corazón.
Tú y solamente tú.
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