No había un manual de instrucciones en el que venía especificado como había que saltar las piedras del camino, como tenía que reaccionar nuestro corazón o simplemente como debía responder nuestra mente ante tales adversidades.
Nadie dijo que vivir iba a ser tan fácil y difícil a la vez, que iba a ver tantas victorias mezcladas con fracaso y algunas victorias mezcladas con orgullo.
Nadie nos dijo que en el camino encontraríamos tantos caminos posibles y nos encontraríamos en una encrucijada sin fin en la que nos perderíamos en la toma de decisiones.
Nadie dijo que vivir, eran fracasos y victorias, subidas y bajadas pero que al final del camino lo único que contaría sería lo vivido y no la manera de hacer las cosas.
Nadie dijo que sería fácil pero sí que merecería la pena porque merecería vivir.
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